Pedro
Páramo:
Eje de la novela, lo observamos crecer
rodeado de muerte, en secuencias traumáticas y poco cuerdas de su vida. Después
de la muerte de su padre, se endurece y agiganta como cacique local al frente
del rancho “La Media Luna”, al cual beneficia sin detenerse ante nada ni nadie,
ni el crimen. Representa el poder más brutal, la violencia que reconoce su
culpa (Pedro Páramo dice “estoy empezando a pagar” al conocer la muerte de su
hijo Miguel Páramo).
Lo único bello en su interior es su
cariño extremo por Susana San Juan, amor de su juventud. Para conseguir la
felicidad a su lado, no duda en matar al padre de ésta. Pero esta ilusión se ve
frustrada porque Susana está desequilibrada, y la falta de descanso de su alma
la aparta definitivamente de Pedro Páramo. Pedro Páramo era un hombre guapo.
Juan Preciado:
Hijo de Pedro Páramo y Dolores
Preciado, se encamina a Comala, para cumplir la última voluntad de su madre de
acudir al pueblo natal de ésta a exigir cuentas a su padre. En esta voluntad
encuentra Juan Preciado una ilusión, por ver a su padre, por encontrar el lugar
al que pertenece, pero esta ilusión se ve frustrada porque su padre hace tiempo
que ha muerto, y Comala es ahora un pueblo desierto, fantasma.
Juan Preciado es el otro eje de la
novela. Representa la criatura abandonada en busca del padre, de lo que es
suyo; el fracaso de toda ilusión; la tragedia del vivir humano.
Susana San Juan:
Es el único personaje de la novela
sobre el que Pedro Páramo no tiene poder. Encarna el Ideal, la belleza en un
marco en el que todo es horror, por eso en sus monólogos podemos encontrar
rasgos de un lirismo poético bellísimo, muy intimista. Aún encarnando la pureza
y la bondad, es un personaje vuelto a la locura. Está desequilibrada, y la
causa de ello, pese a ser muy ambigua como todo
en esta novela, puede deducirse de la lectura: su padre probablemente abusó de
ella moral y físicamente, y ello la priva de una vida normal con amor y felicidad.
Puede ser esto un símbolo de, que en la sociedad de la época y quizá en ésta
actual, lo bueno ha sido ultrajado y deshonrado, por lo que ya es difícil
encontrar una esperanza de salvación.
Otras mujeres de Comala:
Entre ellas, podemos encontrar a
Eduviges Dyada, Damiana Cisneros y Dorotea la Cuarraca. Dolores Preciado,
esposa de Pedro Páramo, es un personaje relevante a la historia por ser madre
de Juan Preciado. Representa la ilusión e ingenuidad con su amor por Pedro
Páramo, pero también el desengaño y la amargura, pues se da cuenta de que a
Pedro Páramo sólo le interesan sus tierras y liquidar la deuda que para con
ella había adquirido su padre. Su rencor hacia Pedro Páramo es el que causa que
su hijo vaya a Comala a exigirle a éste una compensación por los años de
abandono financiero y moral (“El olvido en que nos tuvo, mi hijo, cóbraselo
caro”).
Otros hijos de Pedro Páramo:
Miguel Páramo, hijo ilegítimo
reconocido por el tirano, representa todo el mal en el interior de éste y la
impunidad con que comete todo tipo de maldad.
Abundio Martínez, no reconocido por
Pedro Páramo, es una figura clave en la obra. Se aparece a Juan Preciado en su
viaje a Comala, notificándole que su padre está muerto y recomendándole la casa
de Eduviges Dyada para hospedarse. En la secuencia 69 vemos como, desolado por
la muerte de su compañera, se emborracha en la taberna del Gamaliel y se dirige
a la Media Luna con la intención de pedir a Pedro Páramo alguna limosna para el
entierro de su amada. Al llegar hasta el cacique, le apuñala, causando su
muerte.
Padre Rentería:
Sacerdote local, encarna la corrupción
que sufría y sufre la Iglesia mejicana, por no referirnos a la mayoría de sus
instituciones. Vive torturado porque es consciente de que no está siendo justo
ni con los pobres, a quienes ignora, ni con los ricos (como Pedro Páramo), a
quienes perdona todo tipo de pecados e incluso crímenes. Al unirse a la
Revolución de los Cristeros, nos demuestra que la corrupción en su interior no
va a subsanarse, sino que empeora.
Existen también figuras secundarias que
contribuyen a dar a Comala ese ambiente tan desolador y escalofriante.
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