sábado, 7 de agosto de 2010

Piedra Parada, origen del topónimo


Por: Freddy A. Contreras Oré

A finales del año 2006 se inauguró en el cerro Piedra Parada una estatua gigantesca de María, la madre de Jesús, aquel profeta judío cuyo predicamento y sacrificio fueron el sustento teológico de la iglesia católica y las numerosas ramificaciones del cristianismo. Aunque desde siempre los habitantes de Concepción hemos tratado de hurgar, curiosidad mediante, en el origen de aquel topónimo, terminamos por asumir como valedera la leyenda que doña Nísida Villasante Torres popularizó en su libro Tradiciones, cuentos y leyendas de Concepción; donde relata que vivió en días lejanos por los alrededores del cerro un tal Benjamín Parado quien misteriosamente desapareció y casi al mismo tiempo se pudo vislumbrar allí la presencia de una piedra de forma humana y con rasgos semejantes a los del señor Parado; de allí se le conoció como Piedra Parado y con el paso del tiempo la frase derivó en Piedra Parada. Me propongo iniciar un camino distinto en el afán de hallar la ansiada explicación.

Durante el periodo prehispánico de nuestra historia los topónimos nativos siempre hacían mención a alguna cualidad o característica del espacio geográfico. Dicho en otras palabras, los nombres de los lugares tenían base en algo singular que el sitio en mención presentaba: llamaban Paccha a un lugar que tenía una caída de agua; Urin, si el lugar se ubicaba en una parte baja; Koto, donde hay piedras amontonadas, etc. Mediante el llamado proceso de metátesis, con el paso de los años y la influencia de otras lenguas, los fonemas se van trastocando y dan pie a otras voces en las que, a veces, ya no es fácil notar su origen ancestral: Andamarca, Andamayo, Andahuasi provienen del adjetivo anta por el color rojo cobrizo de la tierra en aquellos lugares. Hoy día los pobladores de los localidades mencionados creen que la voz anda proviene del verbo andar, caminar.

Son los conquistadores hispánicos quienes establecen el hábito de bautizar a los pueblos y parajes con nombres de origen religioso y de modo arbitrario sin que el nombre guarde alguna relación con las características del paisaje. Sin embargo, hasta la actualidad, los usos del pueblo, persisten en arrogarse el derecho a nominar ciertos lugares por sus rasgos visibles, tal es el caso de Casa Partida, La Alameda, Puente Negro, Palo Seco.

El cerro que motiva este artículo fue bautizado por los españoles como “San Cristóbal”; pero se deduce fácilmente que no fue el nombre con que el pueblo conocía a dicho paraje; es así que cuando ocurrieron en nuestra localidad las acciones armadas del 9 y 10 de julio de 1882 contra las huestes araucanas, ningún jefe peruano o chileno menciona el cerro con nombre propio; pese a que los datos históricos establecen que por la falda de aquél y la quebrada de Matinchara se movilizaron gran número de combatientes.

Un documento que confirma esta aseveración es una hijuela fechada en 1904, que tuve oportunidad de leer de entre un envoltorio de papeles amarillentos de una venerable abuela que tenía bienes por la falda de nuestro cerro, donde se menciona el paraje “Parapa” que en versión un tanto más antigua y fidedigna de la lengua Wanka debe haber sido “Palapa” que significa desnivel, barranco, hendidura de la tierra y esta característica geológica es propia del lado sureste del cerro por donde se configura la quebrada que desemboca en Matinchara, otro topónimo Wanka que significa “lugar húmedo donde hay un cuenco” y que es una descripción exacta del sitio conocido ahora como Batea de la Virgen.

Piedra Parada es el topónimo con que conocemos hoy al cerro y Parapa era el paraje al sureste; pero es sabido por todos los antiguos pobladores de Concepción que para escalar hacia la cima del cerro había que trashumar por los bordes del paraje Parapa y el camino de aquel entonces estaba forjado en roca viva, en piedra. En algún momento habrían de unirse las voces piedra y parapa y por metátesis originar el nombre de Piedra Parada.