miércoles, 2 de septiembre de 2009

Simil-gentilicios institucionales


Por: Freddy A. Contreras Oré


Como componente importante de la identidad institucional, la mayoría de escuelas y colegios de nuestro medio utilizan nominaciones símil-gentilicias para identificarse entre sus maestros, estudiantes y exalumnos. En nuestro Concepción cercado, sin embargo, de las cuatro instituciones educativas más importantes, merecen destacarse a las devotas toledanas y a las corazonistas emprendedoras como que utilizan las nominaciones más adecuadas, dentro de los términos de propiedad lingüística.


Doy paso a una digresión terminológica muy breve: los gentilicios son adjetivos derivados que hacen referencia al lugar de procedencia de un ser; este lugar de origen es un topónimo y éstos son los nombres de espacios geográficos. Los adjetivos derivados que se refieren a la procedencia de instituciones siguen las mismas pautas, pero no son auténticos gentilicios; por los que, en éste artículo, los llamo símil-gentilicios.


Si bien, sobre gentilicios y similares, no hay norma establecida con sentido estricto; sí debemos asumir principios generales como base para formularlos. Tenemos, en primer lugar, aquéllos que no guardan relación directa con las frases sustantivas originales, pero que derivan de un referente importante vinculado con la institución, tal como el nombrar Lorentinos a los miembros del Colegio “Santa Isabel” de Huancayo en mérito a don Sebastián Lorente, gestor de la mencionada casa de estudios.


Lo propio y usual es que estos derivados destacan el núcleo de la frase nominal o el apellido, si se refiere a personas. En el caso de la I.E. “Lorenzo Alcalá Pomalaza”, atribuirse la voz símil-gentilicia “Lorencinos” es destacar el nombre de un Lorenzo cualquiera entre tantos que puedan existir; esta expresión es más apropiada para los lugares que llevan el nombre de “San Lorenzo” o, si fuera el caso, nombres de personas con el apellido Lorenzo. Para la institución educativa en cuestión, su símil-gentilicio correcto debe ser alcalaínos, que destaca el apellido Alcalá de su epónimo tutor; más aún, teniendo en cuenta que este gentilicio existe registrado en el diccionario de la Real Academia para los originarios de varias poblaciones españolas que llevan el onoma Alcalá.


Nuestras inquietas damitas del “Sagrado Corazón de Jesús” se nombraban a sí mismas “sagradinas”, destacando el modificador de la frase nominal y no el núcleo, que es corazón. Gracias a la difusión de un artículo que publiqué hace tres años atrás adoptaron un símil-gentilicio más adecuado: corazonistas, el mismo que también registra el diccionario de la Real Academia para todo lo relativo al Sagrado Corazón de Jesús y de María.


El emblemático “9 de Julio” constituye un tema aparte; ya que sus integrantes emplean el adjetivo nono, que es un ordinal y un partitivo, en reemplazo del nueve que es un cardinal; es el equivalente de decir tercio en lugar de tres o sexto en lugar de seis. Ninguna inteligencia lúcida puede aceptar que una ubicación secuencial o una unidad dividida es lo mismo que varias unidades juntas. Por tanto, en referencia a la heroica fecha que conmemoramos los concepcioninos, su gentilicio debe ser nuevejulinos. O, si se trata de hacer notar el núcleo de la frase sustantiva, simplemente julinos o julianos como lo registra el diccionario oficial de nuestra lengua para todo lo concerniente al mes en referencia y la onomástica de Julio, el sustantivo propio.