Según la creencia
popular, los testimonios orales y tradiciones escritas; en los lugares
desolados de la selva amazónica donde abundan fuentes de agua habitan unas
mujeres extraordinarias a quienes llaman sirenas. Las sirenas se caracterizan
por tener desde la cintura, en lugar de
las extremidades inferiores, una larga y escamosa cola de pez; de la cintura
hacia arriba, un cuerpo humano, cabellos
largos y rubios, ojos azules, piel blanca y el torso desnudo
cuyos senos son cubiertos disimuladamente con sus largos cabellos sueltos.
También
existen testimonios de personas que aseguran haber tenido contacto con ellas
mostrándose más bien con características humanas solamente; pero actuando con seductoras
insinuaciones para que su víctima ingrese al agua con ella. Las sirenas pueden
adular y engañar al varón para llevárselas a las profundidades del río. Algunas
personas afirman que su atracción hipnótica es tal que quienes son encantados terminan levantándose por las noches de sus camas y se dirigen a la
fuente de agua con la idea de arrojarse en ella.
La
versión masculina de las sirenas son los yakurunas, los mismos se sienten atraídos
por las mujeres y las cortejan; las visitan en sus casas llevándoles
regalos (peces). Se atreven a seducirlas sin importar que ellas tengan marido y
las inducen a llevar una relación
adúltera, ocultando su identidad de "hombres del agua".
Muchas
personas de edad avanzada aseguran haber visto en tiempos pasados a extrañas y
bellas mujeres bañándose en el río o sentadas en rocas o troncos que afloraban
del agua. Afirman que era común observar a estos seres a lo largo del río y
en las lagunas o "cochas" en lejanas épocas, cuando recién se poblaba
la amazonia y no existía mucho disturbio por la actividad humana en las fuentes
de agua. El común denominador de estos casuales encuentros es que los testigos,
mientras navegaban por el río, podían divisar a lo lejos una mujer sentada sobre las rocas o
troncos lavándose o arreglando su cabellera; pero siempre mirando en dirección opuesta
al de ellos, quienes admirados y en el intento de acercarse para verla con más
claridad, causaban la huida de la sirena quien se arrojaba a las aguas del
río antes de que aquellos puedan acercarse.
Los síntomas evidentes de las personas que tuvieron contacto con las sirenas se traduce en
malestar, fiebre, dolor
de cabeza y susto que luego debe ser sanado por los curanderos, quienes tienen
que soplar humo de tabaco por todo el cuerpo de la víctima para lograr que se curen. También algunos
tienen pesadillas donde presuntamente la sirena se les revela; es decir que se
les presenta en el sueño y entabla conversación con ellos.
Algunos informantes
aseguran no haber visto a la sirena pero si haber escuchado sus hermosos y
melodiosos cantos provenientes de algún lago, río o arroyo durante las noches
de luna llena. Los cantos van acompañados de sonidos de guitarra, mandolina o arpa.
Se habla
de personas capaces de introducirse en los ríos y lagos a voluntad para poder
convivir con los seres de sus aguas. Ellos son los brujos o hechiceros que tienen pleno conocimiento de
estos misteriosos seres y de su forma de vida; así también disponen de los
secretos de cómo ingresar y salir a voluntad de esos mundos acuáticos. Se habla
de pactos que los mismos hacen con estas entidades, que al parecer les brindan
poderes curativos o de otra índole. Se asegura que una vez que una persona
ingresa al agua, bajo el encantamiento de la sirena, se encuentra con un mundo
extraordinario donde hay ciudades y personas que viven cómodamente; donde la boa
de agua (anacondas), los lagartos (caimanes), los lobos de río (nutrias), las
tortugas y otros animales acuáticos obran como personas compartiendo el hábitat con las sirenas.
Lo mismo sucede en los grandes lagos.
Se
considera que las sirenas son dueñas de los recursos ictiológicos. Son la
"madre del agua", la "madre
de la cocha" o la "madre del río". Ellas son las que cuidan de los
peces y evitan la pesca sin su autorización. Son ellas las que castigan he impiden que algunos puedan
pescar más de los debido, castigándoles con la “mezquindad de su pesca”, haciéndoles desaparecer las redes de pesca, causando fuertes
remolinos o causando mal tiempo que ahuyenta a los pescadores
del lugar.
La cosmovisión amazónica concibe
a la sirena como un espíritu del agua que tiene una personalidad ambivalente
ya que puede ser generosa y maligna según su estado anímico producto de
la interacción con
los seres humanos que son de su agrado o no. La sirena es generosa con los que aprovechan racionalmente
los recursos ictiológicos y con los que logran captar su atención amorosa; pero
es dañina con las personas que invaden su espacio sin permiso y abusan en la
explotación de los recursos del río, o contra aquellos que revelaron los
secretos que le fueron celosamente confiados. Es una entidad que adopta ciertos
comportamientos propios de los humanos como es la lujuria, la ira, el egoísmo,
la obsesión, el engaño, el secuestro, la
exigencia, la adulación, el enamoramiento y la venganza. Estas características
evidencian que en su construcción ha existido una fuerte intencionalidad por
humanizar a dicho espíritu.
Pese a que los orígenes de esta entidad todavía no son comprensibles el mito tiene un
denominador común en los muchos lugares del mundo donde existe: morfología híbrida, el aspecto bello, el poder hipnótico y su existencia acuática. Al
margen de las especulaciones intelectuales sobre las sirenas;
existen algunas experiencias extrañas de muchos testigos que no pueden ser
explicadas sin considerar lo mágico y extraordinario del fenómeno y que escapa al
entendimiento racional de nuestra cultura actual.
En la
cosmovisión amazónica sobre la existencia de los espíritus del agua existe una
clara connotación ecológica vinculada al aprovechamiento racional de los
recursos ictiológicos a través de una cosecha sostenible exigida por estos
seres acuáticos; quienes fijan periodos de cosechas y periodos de veda que, al
ser contravenidas, obligan a la sanción respectiva.
Lo cierto
es que ligado al mito de las "sirenas" y "yakurunas"
existen valiosos mensajes orales de ética y moral ecológica relacionados con
el respeto y el uso racional de los recursos hidrobiológicos que se fueron
transmitiendo a través de generaciones y desde tiempos inmemoriales en toda la
Amazonía producto de una filosofía que concibe a las fuentes de agua como
importantes y desconocidos mundos paralelos que merecen ser respetados y
protegidos.
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