Recopilación de leyendas de la Amazonía
La runamula es considerada como una hechura híbrida. Cuenta la tradición, que es una criatura cegada por el deseo impuro y que fue castigada con un aspecto mixto, pues la mitad de su cuerpo es de mula y la otra, de humano.
Runamula, es un nombre proveniente de “runa”, voz quechua que significa “gente”. Su traducción al español es “mula gente” o, como también es conocida, “mula endemoniada”. La creencia nace con la llegada de los colonizadores, quienes trajeron la religión católica, y con ello se comenzó a instruir y advertir que el pecado de la carne puede causar terribles consecuencias para los que han decidido tener un amante oculto.
La runamula es el alma de una mujer viva, pecadora, que fue convertida en una briosa mula durante la noche mientras su cuerpo descansa dormido. Esto sucede como castigo por sus pecados; además, se advierte que toda mujer que se entremezcla con un hombre casado corre el riesgo de ser maldecida y así convertirse en esta monstruosa presencia que está condenada a trotar por las noches de luna llena y que es cabalgada por un terrible demonio.
Se cuenta que, el diablo se apodera del alma de la pecadora y la convierte en una mula para así castigarla de forma descomunal y despiadada; la mujer a la mañana siguiente no recuerda nada, pero su cuerpo le queda adolorido por la paliza recibida y, la misma, no puede explicarse el motivo del malestar.
Existen personas que sostienen haberse encontrado
con la runamula; quien es vista normalmente después de la media noche, los
martes y los viernes y la describen como un ser parecido a los centauros.
Algunos manifiestan que es de color blanco y otros, que es de color negro con
una apariencia enfurecida y con los ojos rojos como si estuviera ardiendo
fuego.
Un relato muy conocido cuenta que María, una muchacha de 18 años, se había quedado el día viernes en casa con sus hermanos de ocho y diez años, ya que sus padres habían asistido a un velorio. Los niños se acostaron en la misma cama y se quedaron dormidos. Al transcurrir la medianoche, María se despertó con el bullicio de un relincho muy intenso, el mismo que trastocó también el sueño de sus hermanos y, al observar por la ventana, notaron en el camino, un animal de color negro azabache de cuyos ojos salían destellos de luz. Ninguno pudo identificar si era un caballo o una mula; el animal desapareció acompañado por el sonido de latigazos que lo hacían relinchar.
Al día siguiente, bastante
impresionados por lo acontecido, los niños le contaron a sus padres los
pormenores de aquella misteriosa aparición. El padre les dijo que no hicieran
caso y que pudo ser un sueño compartido; pero, los hijos mayores le volvieron a
insistir y él mismo dedujo y les contó que lo que sus hermanitos habían visto
era el alma de doña Ana, transformado en una mula por el demonio.
El jefe de familia les dijo que esta
mujer, joven y sin hijos, fue abandonada por su marido y, las malas lenguas, aseguraban
que ella sostiene entendimientos lujuriosos con sus compadres y que, en
ocasiones, visitaba ya noche al cura con el pretexto de ayudarlo con las
labores de su casa. Les explicó que a este tipo de mujeres las castiga el
diablo, convirtiéndolas en mulas mientras están dormidas y que, él mismo, las
monta como jinete y así las hacen galopar hasta el cansancio, las azota con
fuertes y feroces latigazos.
Los hijos mayores le respondieron que todo
aquello solo eran leyendas y que ese tipo de cosas no existían; el padre les retrucó
que, para el próximo viernes en que haya luna llena, iban a esperar que
apareciera el espíritu de doña Ana y le propinarían también una paliza, aparte
de la que ya recibía del demonio.
Los muchachos se entusiasmaron y
estuvieron de acuerdo; esperaron con ansias la llegada del día acordado. Pasada
las once de la noche, el padre agarró un machete y los hijos unos garrotes muy
grandes y se escondieron para esperar a la runamula. Cuando la luna llena ya iluminaba
a plenitud, todos escucharon los relinchos lejanos y, poco a poco, fueron percibiendo
cómo el golpeteo del galope se iba acercando. Por fin lograron ver que montaba
un jinete vestido con ropa oscura que azotaba al animal con vehemencia,
mientras, éste echaba chispas por la nariz y por la boca.
Los mismos, a pesar del miedo, lograron
acertarle algunos golpes y, para sorpresa, notaron que el jinete había
desaparecido. Corrieron en dirección donde habían visto venir al animal para
lograr descubrir a su conductor, pero la búsqueda fue inútil; no lo encontraron.
Al día siguiente, los participantes de
este plan, decidieron confirmar los resultados de los golpes que le habían dado
a la runamula; para ello, pasaron por la casa de doña Ana, tocaron la puerta.
La dama contestó con una voz débil y con muestra de estar adolorida: “Pasen,
pasen, aquí me tienen metida en la cama, sin poder moverme; me duele todo el
cuerpo, como si me hubieran dado una paliza, pero anoche me acosté temprano sin
sentir ninguna molestia y tengo moretones en todo mi cuerpo”.
Le desearon que se mejore pronto y prometieron
que luego la visitarían para saber si estaba sanando; sintieron un poco de
remordimiento por los golpes que a mansalva le habían dado, pero de esta forma
ya no quedaba duda de la existencia de la runamula.
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