Por: Freddy A. Contreras Oré
Como respuesta a un artículo que publiqué en 2007 acerca de nuestra discutida bandera, el profesor León se toma el lioso trabajo de escribir en su revista un ítem extenso en mi contra, supuestamente para refutar mi punto de vista.
Aparte de su consabida afectación y el manejo abusivo de la ironía mal sazonada, intenta jugar el papel de víctima y en lugar de replicar aspectos puntuales se va a los ataques personales que nada tienen que ver con este tema.
La única autoridad a la que recurre y a la que le otorga validez irrebatible es al buen funcionamiento de sus neuronas; pero deja pasar al vuelo datos erróneos que constan en sus propios escritos y que mi artículo hacía notar.
En su libro Concepción, pueblo heroico, página 51; dice textualmente: "Siendo Alcalde el ingeniero Raúl Berríos Moratillo, previo concenso(sic) de los Regidores, se opta por crear la Bandera de la ciudad. El uno de febrero de 1988 se plasma este anhelo". En mi artículo doy fe que le engaña su buena memoria al señor León; nuestra bandera fue creada por Acuerdo de Concejo de 22 de junio y refrendada por Resolución Municipal Nº 025-88-MPC de 24 de junio de 1988. A eso me refería al reclamar la evidencia documental.
En el mencionado libro nos alcanza una versión de las características de la bandera y sobre todo la "figura cuadrilonga" que, sin comentarios adicionales, resulta correcta; pero en el Montacanasta de julio de 2006 escribe: "La bandera es un cuadrilongo (no es un rectángulo, de color celeste...". Por lo que en mi artículo aclaro que un cuadrilongo sí es un rectángulo, incluso recurro a la especificación etimológica de las raíces cuatri-longus.
Por esos datos erróneos que el señor León viene difundiendo con aspavientos egolátricos es que sostengo que su bandera es otra distinta creada por los desbordes imaginativos, o la travesura de algún geniecillo malévolo. Y eso no tiene nada de animadversión ni mala voluntad personal.
¿Por qué el señor León no hizo ningún comentario sobre los puntos arriba expuestos? Yo me atrevo a suponer, porque le falta humildad para aceptar sus errores. Sin embargo, creo que el coraje para saber corregirnos nos hace más humanos, más reales y nos acarrea la satisfacción de estar creciendo. El fingido perfeccionismo es lo que nos condena a la frustración permanente porque, en definitiva, el mundo en que vivimos no es perfecto; pero sí, perfectible.
Finalmente, el único punto en que se aferra en cuestionarme basado en los datos de su memoria es sobre el orillo blanco que nuestra bandera debe tener. Al respecto, transcribo lo que está registrado en el libro Nº 16 de Sesiones Ordinarias del Concejo Provincial de Concepción, folio 153: "Se aprueba el modelo y características de la Bandera de Concepción observando que el color celeste debe ser en relación al manto de la virgen Inmaculada Concepción, llevará flecos blancos al contorno".
Sometida a una rigurosa auscultación semántica, jamás un borde de flecos va a ser lo mismo que un orillo. Pero asumo con sinceridad que éste es el rubro donde cometí un error por apresuramiento en mi artículo anterior. Si bien el orillo blanco nunca existió; debo reconocer que la bandera que actualmente venimos usando en nuestras ceremonias oficiales no cumple con las características que sus promotores le prodigaron.
El punto de partida para este mal uso y equivocada difusión de nuestra enseña local está en la Resolución Municipal Nº 025-88-MPC, donde se reconoce el acuerdo de creación, pero no se describe las características de la bandera; por tanto se hace indispensable regular mediante Ordenanza Municipal todos los aspectos concernientes al empleo y protocolo de nuestros símbolos locales.
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