Un tema que trastoca nuestra
sensibilidad localista y pone en el péndulo la tradición histórica de
Concepción, en estos últimos años, es el debate acerca de la verdadera
identidad y la fecha en que ocurrieron las acciones de las heroínas Toledo y el
corte de las maromas del puente Balsas; donde se vienen confrontando una
versión literaria y poética con otra que intenta fundamentarse en la
investigación imparcial y objetiva.
Desde la perspectiva tradicional los
acontecimientos que signan el rumbo de los pueblos han de ser descriptivos,
relacionados fundamentalmente a la actuación de las personas que se constituyen
en héroes o paladines de la acción. Generalmente son las acciones de los jefes
militares, los gobernantes, los ideólogos destacados, los líderes de masas los
que terminan por ser el sustento del relato histórico y la explicación de los
mismos. Desde una visión moderna los acontecimientos se explican a través de la
dinámica interna de las fuerzas sociales en pugna, lucha que deriva más tarde o
más temprano en una acción consciente de las masas en pos de la transformación
de la realidad. Esta visión dialéctica asume que nada es absoluto y todo va
camino al cambio, siempre en cuando reconozcamos objetivamente el valor de los
hechos y fenómenos.
¿Quiénes fueron las
Toledo?
En las Memorias del general Arenales se
sostiene que la madre era una dama de Concepción emparejada con un argentino,
próspero comerciante, natural de Salta y avecindado en la localidad desde
muchos años atrás. Don Eduardo Mendoza Meléndez llega a sostener que nuestro
personaje, apellidado Toledo, era un comerciante que recorría la ruta de Cerro
de Pasco en la época de la bonanza de la plata. Por tanto tenía una situación
económica holgada que le permitió brindar a sus hijas los cuidados y atenciones
para cultivar la inteligencia y la belleza junto con otros sobresalientes
atributos femeninos; virtudes que el propio Arenales resalta acerca de nuestras
heroínas.
Su compromiso con la causa de la
independencia se deduce fácilmente a partir de los datos expuestos, ya que en
el decir de José I. López Soria: "La
élite criolla de provincias, relacionada con la minería, la agricultura y el
comercio regional y local, apoyó mayoritariamente la independencia pensando que
la separación de España traería como consecuencia la eliminación del control de
los funcionarios reales y la supresión de los privilegios de la élite
limeña". (1)
La tradición registra sobre ellas los
nombres de María, la madre; Cleofé e Higinia, las hijas. En las Memorias del
general Arenales se dice que el Protector del Perú las reconoció con una
distinción especial que consistía en la Banda patriótica y la medalla de
vencedoras.
Una revisión minuciosa sobre los
nombres femeninos utilizados por aquel tiempo nos lleva a concluir que los
conservados por la tradición para las dos singulares hijas son inubicables en
un entorno en los que los mismos se heredaban de la onomástica católica o se
repetían entre hijas, madres y abuelas. Tampoco los apellidos se usaban bajo
las mismas pautas de nuestra época, menos si los descendientes se engendraban en
una relación no santificada por el sacramento religioso. Por tanto, no pongo en
duda que nuestras damas eran hijas del señor Toledo, mencionado por Arenales y,
apreciadas como tales por la comunidad; pero los únicos nombres femeninos que registra la Gaceta de la Nación en la que
el Generalísimo San Martín brinda reconocimiento a tres mujeres son: Josefa
Anglade, la madre y; Josefa y Juana Anglade, las hijas.
¿Cuándo ocurrieron las acciones?
Al respecto, en una extensa y voluminosa obra de Rubén Vargas Ugarte se describe lo ocurrido en Concepción del siguiente modo:
"Una vez
depuesto el Virrey Pezuela, el Jefe de Estado Mayor, Canterac, dispuso que
Ricafort volviese a la sierra donde continuaba la agitación de los indígenas,
excitados por la matanza de Cangallo y de Huancayo y donde Aldao, con actividad
digna de encomio, secundado por Otero y otros jefes peruanos, hacían con sus
correrías todo el daño posible a sus enemigos e interceptaban las
comunicaciones con la costa. Como las fuerzas que disponía Ricafort fuesen
reducidas se ordenó a Valdez que saliese con 1,200 hombres en dirección al
valle del Mantaro.
El 3 de Marzo las
tropas del primero habían dispersado en las cercanías de Concepción a una
montonera, pero hallándose el país alzado, prefirió situarse en Izcuchaca,
a fin de defender aquel paso y aguardar los refuerzos esperados. Estos llegaron
bien pronto y, unidos ambos jefes, determinaron cruzar el río y pasar a la
margen izquierda, tendiendo un puente de maromas, por el lado de Concepción. No
lo hicieron a mansalva, porque los indios, a los cuales animaban las hermanas
Toledo, patriotas decididas que lo sacrificaron todo por la causa de la
libertad, les opusieron tenaz resistencia. Al fin lograron entrar en el pueblo
que encontraron casi desierto, por haber huido casi todos los habitantes. De
Concepción pasaron a Ataura, más al norte y en la misma banda del río, donde
cerca de 4,000 indios intentaron oponerse al paso de los realistas que
enardecidos por el combate, dejaron tendidos en el campo a más de
cuatrocientos." (2)
De lo escrito por tan ilustre
historiador peruano podemos extraer ya algunas observaciones importantes,
aunque nuestro autor no establece fechas para la secuencia de hechos históricos
mencionados:
1. El 3 de marzo hubo un enfrentamiento
armado cerca de Concepción entre las fuerzas de Ricafort y una montonera
patriota, acción que era conocida desde sus inicios por los exégetas de la
independencia nacional.
2. El suceso del cruce del puente por
el lado de Concepción ocurrió después que Ricafort estuvo en Izcuchaca y entró
en contacto con las fuerzas de Valdez y eso sólo pudo ocurrir en fecha
posterior de 25 de marzo de 1 821 en que Valdez salió de Asnapuquio hacia la
sierra central por orden de Canterac; por tanto es una acción diferente a la
primera. (3)
3. Inmediatamente después de las
ocurrencias del puente y el ingreso de los realistas a Concepción se llevó a
cabo el combate de Ataura entre fuerzas guerrilleras y el ejército de línea de
Valdez y Ricafort en 12 de abril de 1 821. (4)
4. La acción de las hermanas Toledo no
fue en 3 de marzo ya que Ricafort se reunió con los refuerzos que comandaba
Jerónimo Valdez en la localidad de Mito en 9 de abril de 1 821. (5) Y el
intento de cruzar el puente fue, por tanto, en 10 de abril de 1 821.
En la misma orientación de Vargas
Ugarte, otros reconocidos historiadores como Germán Leguía y Martínez, Aquilino
Castro Vásquez y nuestro eximio historiador concepcionino Eduardo Mendoza
Meléndez refrendan y profundizan documentadamente lo expuesto por Vargas
Ugarte.
Sólo nos queda subsanar los errores de
la tradición.
(1) Varios.
"Nueva historia general del Perú". Mosca Azul Ed.
(2) VARGAS UGARTE,
Rubén, S.J. "Historia general del Perú". Tomo VI. Ed. Milla Batres.
(3) (4) CASTRO
VASQUEZ, Aquilino. "Hanan Huanca".
(5) MENDOZA MELENDEZ,
Eduardo. "La independencia".